Todo es real ... o ilusorio

todo puede ser o no ser,

según sea cómo uno se emplace.




Aquí,

en la intimidad del silencio,

frente al infinito

uno se juega la eternidad completa .
..






viernes, 6 de julio de 2012

Textos antiguos 8, la declaración de México





1980 Silo Declaración de México
    
... Así como sea la ubicación frente a la muerte y la trascendencia, será la coherencia o la contradicción y el sufrimiento en la vida cotidiana.
     En esos cinco estados y grados se emplaza el ser humano. Pero ¿cuál debería ser el correcto emplazamiento? ¿Es que existe acaso un correcto emplazamiento, o es que estamos simplemente describiendo, describiendo la existencia, describiendo sus problemas sin dar soluciones? ¿Es que podemos dar soluciones? ¿Es que podemos sugerir cuál es el mejor emplazamiento frente a este problema? Discutámoslo.

     Ya que nadie discute con nosotros, demos entonces nuestro particular punto de vista sobre este tema.
     En esos cinco estados y grados se emplaza el ser humano. Pero ¿cuál debería ser el correcto emplazamiento? Como mínimo el deseo de poseer la experiencia o la creencia, porque ese deseo es la premisa necesaria para ya orientarse en el sentido de la trascendencia.
     Y no importará que se tenga experiencia, y no importará que se tenga fe; pero si se aspira desde esa situación de no creencia y de no fe, y de no experiencia, si se aspira a tal cosa, obsérvenlo, fíjense como mecanismo, se están orientando ya en esa dirección.
     Por allí las gentes dicen que la fe y cosas semejantes, es algo que está o que no está en las personas, que brota o que no brota, que eso es algo que no se puede manejar, pero observen este mecanismo. Pueden ustedes no tener fe en absoluto, pueden ustedes no tener experiencia en absoluto, pueden ustedes incluso comprender intelectualmente que eso es interesante, que puede valer la pena orientarse en esa dirección. Pues yo les digo que cuando eso comienza a suceder ya se están orientando en esa dirección.
     Como mínimo, el deseo de poseer la experiencia o la creencia, porque ese deseo es la premisa necesaria para ya orientarse en el sentido de la trascendencia.
     Si este deseo es débil, nada podrá construirse. Pero a medida que este deseo crezca, será como un acto lanzado en busca de su objeto y ello precisamente dará dirección a la existencia.
     Entonces quienes logren esa fe inconmovible, o esa experiencia trascendente, aunque no puedan definirla en términos precisos, como no puede definirse el amor, reconocerán en sí la necesidad de orientar a otros hacia el sentido, pero jamás tratarán de imponer su paisaje a quienes no lo reconozcan.
     Y así, coherentemente con lo enunciado, declaro ante ustedes mi inconmovible fe y mi certeza de experiencia, que la muerte no detiene el futuro.
Que la muerte por el contrario, modifica el estado provisorio de nuestra existencia, para lanzarla bienaventuradamente hacia la trascendencia inmortal.
     Y no impongo mi certeza, ni mi fe inconmovible. Y convivo con aquellos que se encuentran en estados diferentes respecto del sentido, pero me obligo a brindar solidariamente el mensaje que reconozco hace libre y feliz al ser humano.
     Por ningún motivo eludo mi responsabilidad de expresar estas verdades, aunque tales fueran discutibles para quienes sufren la provisoriedad de la vida y temen el absurdo de la muerte.
     Por otra parte, jamás pregunto a otros por sus particulares creencias y, en todo caso, aunque defino con claridad mi posición respecto a este punto, proclamo para todo ser humano la libertad de creer o no creer en Dios y la libertad de creer o no creer en la inmortalidad.
     Así, entre miles y miles de mujeres y hombres que codo a codo, solidariamente, trabajan con nosotros, se suman ateos y creyentes, gentes con dudas y con certezas, y a nadie se pregunta por su fe, y todo se da como orientación para que decidan por sí mismos, la vía que mejor aclare el sentido de sus vidas.
     No es valiente dejar de proclamar las propias certezas, pero es indigno de la verdadera solidaridad, tratar de imponerlas.
     Eso es todo.





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