Todo es real ... o ilusorio

todo puede ser o no ser,

según sea cómo uno se emplace.




Aquí,

en la intimidad del silencio,

frente al infinito

uno se juega la eternidad completa .
..






La Religiosidad Interior



El Mensaje de Silo inspira una profunda religiosidad.

Antecedentes

El Mensaje dado por Silo se formalizó a través de El Libro (La Mirada Interna), La Experiencia (Ceremonias) y El Camino (frases de meditación). Algunas obras como El Paisaje Interno y el Paisaje Humano, han ayudado a comprender El Mensaje.

El Mensaje es expresión de lo “Profundo”, de la interioridad del espíritu humano capaz de trascender los  tiempos y espacios en que vive nuestro “yo”. Es el medio capaz de ponernos en presencia de lo Sagrado.

La Experiencia.

Lo Sagrado se manifiesta desde la profundidad del ser humano, de ahí la importancia que tiene la experiencia de la Fuerza como fenómeno extraordinario que podemos hacer irrumpir en el mundo cotidiano. Sin la experiencia todo es dudoso, con la experiencia de la Fuerza tenemos evidencias profundas. No necesitamos de la fe para reconocer lo Sagrado. La Fuerza se obtiene en algunas ceremonias como el Oficio y la Imposición. También en las ceremonias de Bienestar y Asistencia se pueden percibir los efectos de la Fuerza.

El contacto con la Fuerza provoca una aceleración y aumento de la energía psicofísica sobretodo si cotidianamente se realizan actos coherentes que, por otra parte, crean unidad interna orientando hacia el nacimiento espiritual. La Fuerza se puede exteriorizar a distancia y mayor es su influencia si actúan numerosas personas. Entre familiares, amigos y seres queridos, la acción de la Fuerza aumenta.

El Universo y la Vida


Una Intención evolutiva da lugar al nacimiento del tiempo y a la dirección de este Universo. Energía, materia y vida, evolucionan hacia formas cada vez más complejas. Cuando la materia se comienza a mover, nutrir y reproducir, surge la vida. Y la materia viviente genera un campo de energía al que tradicionalmente se ha llamado “alma”. El alma, o doble energético, actúa en el interior y alrededor de los centros vitales de los seres animados.

Los seres vivos se reproducen y en ese acto pasa, a través de las células en fusión, el campo energético que configura un nuevo ser totalmente independiente. Los cuerpos vivos necesitan de elementos sólidos, líquidos, gaseosos y radiantes, para nutrirse y realizar sus funciones. Además, los dobles energéticos requieren sensaciones de distinto potencial para lograr su desarrollo. Con la muerte se produce la disolución del cuerpo al tiempo que ocurre la separación y aniquilamiento del doble energético.

La evolución constante de nuestro mundo ha producido al ser humano, también en tránsito y cambio, en el que se incorpora (a diferencia de las otras especies) la experiencia social capaz de modificarlo aceleradamente. El ser humano llega a estar  en condiciones de salir de los dictámenes rigurosos de la Naturaleza, inventándose, haciéndose a sí mismo física y mentalmente. Y es en el ser humano donde aparece un nuevo principio generado en el doble. Desde antiguo a este nuevo principio se lo llamó “espíritu”. El espíritu nace cuando el doble vuelve sobre sí mismo, se hace consciente y forma un “centro” de energía nueva.

El Espíritu Humano.

El ser humano no ha terminado su evolución. Es un ser incompleto y en desarrollo que tiene la posibilidad de formar un centro interno de energía... tal cosa ocurrirá de acuerdo al tipo de vida que lleve. Según que los actos realizados sean coherentes, se irá estructurando un sistema de fuerzas centrípetas al que llamamos "espíritu”.
Según que los actos sean contradictorios, el sistema será centrífugo y por tanto no habrá nacido el espíritu o tendrá una conformación elemental sin desarrollo.

Un ser humano puede nacer, llevar adelante su vida, morir y disolverse para siempre y otro puede nacer, llevar adelante su vida, dejar su cuerpo y seguir evolucionando sin límite. El ser humano en su bondad, en la eliminación de las contradicciones internas, en sus actos conscientes y en su sincera necesidad de evolución, hace nacer su espíritu.

Para la evolución son necesarios el amor y la compasión. Gracias a ellos es posible la cohesión interna y la cohesión entre los seres que posibilitan la transmisión del espíritu de unos a otros. Toda la especie humana evoluciona hacia el amor y la compasión. Quien trabaja para sí en el amor y la compasión, lo hace también para otros seres.

 

Cuerpo, Doble y Espíritu


La producción y reproducción artificial de vida están al alcance del ser humano; también la prolongación del ciclo vital. En todos los casos, el ser humano será acompañado por su campo energético hasta un tiempo después de la muerte física. Si se ha generado el espíritu, éste podrá permanecer en regiones próximas al plano de la vida física, pero finalmente cumplirá con su ciclo de espíritu individual para seguir avanzando hacia planos más evolucionados. El espíritu se puede formar tomando energía del doble.

La acción del doble se manifiesta en ocasiones fuera del cuerpo sin que haya ocurrido la muerte. El doble puede permanecer sin disolverse por un tiempo luego de la muerte si esta se ha producido de un modo violento, quedando el campo energético desplazado desde el cuerpo hacia el ámbito en que se produjo el deceso. Esos dobles fijados a ciertos ambientes no poseen sino una aparente conciencia de tipo refleja, permaneciendo en ese estado durante un tiempo hasta que pierden cohesión o se desacomoda el ámbito físico al que estaban adheridos. Hay casos de relativa permanencia, originados por un fuerte deseo de testimoniar o por afectos muy profundos de amor y odio referidos a otras personas. Los dobles de animales y vegetales pueden quedar también adheridos a ciertos ámbitos hasta su pronta disolución. Por último, existen conglomerados energéticos de considerable energía que actúan sin llegar a formar verdaderos dobles.

Práctica de la Religiosidad Interna.


Si se vive de acuerdo a lo declarado en la ceremonia de Reconocimiento...

Si ocasionalmente se apela a la inspiración del Guía Interno...

Si semanalmente se participa de las ceremonias y de las meditaciones sobre el Libro,  el Camino y los materiales complementarios...

Si mensualmente se reflexiona sobre el crecimiento interior logrado frente a las dificultades de la vida...

Entonces, se está en el camino del alumbramiento espiritual.