Ahí estaba
la forma-espacio luminosa, inexplicable
para la razón y tan cercana a la profundidad del alma. Indescriptible, por la
coexistencia entrelazada de representaciones que parecían incompatibles entre
sí, imposible de aprehender, inútil uno
para tratar de explicar.
Ahí
habitaban los seres traslúcidos traducidos en luz, en ese paisaje destino invitación
para los mortales que se atreven a buscar cómo consolidar su trascendencia.
……
Aquí uno
disipa las esperanzas vanas, ahuyenta las tibias ensoñaciones que intentan
compensar la nada. Aquí se deja entre paréntesis lo cotidiano y simplemente uno
se predispone a que ocurra eso sin nombre.
Una burbuja
de voz explota tenue señalando la poca utilidad de detenerse más tiempo del
necesario en el énfasis de esta
predisposición mental.
……
Al
atravesar el umbral de piedra me inundó un curioso amasijo de registros, una
mezcla desconocida de sencillez y humildad acompañada de abandono bueno y de entrega
sin demanda ni pretensión alguna,
Era la
orfandad total de lo superfluo abrigada de un sentido nuevo impalpable que
protege y revive, refugio que abraza mi desnudez, mientras afuera la
luminosidad calma de la tarde se mezcla con las ráfagas de viento intenso. Cada
instante más frío mientras la luminosidad de la tarde se repliega veloz hacia
el horizonte de la noche.
Cada piedra
traía un sonido, cada canto labrado en su forma relataba una historia que me
susurraba en un eco… uno es uno en la dualidad de la existencia, me dijo una…los
arquetipos son intenciones evolutivas que se desprenden de una intención
evolutiva mayor, escuché de otra, llenándome de significados y sin embargo uno sin
comprender.
…..
Nuevamente renace
ese lugar abierto y expansivo, no vacío, que se insinúa como la sutil liviandad
de cristal y uno se transparenta mutando en luz, en comprensiones de luz que
integran lo experimentado, dando forma a lo que no tiene forma.