Todo es real ... o ilusorio

todo puede ser o no ser,

según sea cómo uno se emplace.




Aquí,

en la intimidad del silencio,

frente al infinito

uno se juega la eternidad completa .
..






miércoles, 29 de junio de 2016





Vacío


Ahí, atrás, arriba... en ese espacio apenas recordado, sentido muy suavemente, muy tenuemente, te encuentro.

Ahí, en ese punto desde donde todo desaparece, donde se funde el Universo entero y queda esa suerte de nada aterciopelada, ahí es donde todo está.

Ese espacio infinito y abierto que es eternidad.

Ese tiempo puro, informe y caótico, deslumbrante siempre, extraño y cercano, desde donde existe la  difusa posibilidad de tomar forma.

Me siento tan amparada por Ello.
Es una suerte de registro de protección, de cuidado, de pertenencia que da amparo. Es el origen y destino, la causa prima y la causa final, la respuesta a toda pregunta y la calma de cada inquietud.

En Ello registro una enorme bondad.
Una Bondad con mayúscula, bálsamo de alma, encuentro que da acogida a todo lo bueno que puede haber, que es justamente eso, que respira en calidez llenando el corazón de nutrimento.
Esa bondad tan extraordinaria queda luego haciéndose sentir como un resabio de paz profunda, de sensación distensa y blanda en el pecho. Como paz que es también encuentro posterior conmigo misma, sensación de unidad y cohesión.

Y otras veces lo que vivo es el Amor, sí, también con mayúscula porque no se parece a ningún otro amor, o más bien todo amor es efímero recuerdo de éste, todo amor atisba esta gran verdad, esta sublime experiencia de pérdida completa del yo en el Amor.
Un amor que como sustancia primordial todo lo une, todo lo liga, amalgama de lo vivo y no sólo de lo humano. Un amor que permite saldar fracturas, reconciliar lo irreconciliable, fundir los opuestos, permearlo todo.

Y también experimento que Ello es Belleza, es proporción, es transparencia, es gracia. Esta nada que no es la nada tiene en su profundidad infinita la majestuosa cadencia de lo bello, el ritmo magnífico y la suavidad de lo inasible.  Cuando luego advierto en un rostro, en un árbol, en una tarde luminosa esa geometría de lo bello, un escalofrío de reminiscencia me recorre... un recuerdo fugaz que permite reconocer, saber de dónde viene, qué traduce, porqué conmueve.

Y también muchas veces experimento que allí hay vacío, hay algo muy dinámico y calmo, un vacío de formas que  es cada vez más profundo... un silencio eterno... un vacío que tiene existencia, que tiene su propia naturaleza.


Pia F,   9. 2011





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